miércoles, 2 de octubre de 2013

Una perspectiva hacia la reforma hacendaria

Por: Aarón Guerra

@reuguerlewis




Para dar una perspectiva sobre la reforma hacendaria será necesario tener en consideración algunas funciones del Estado, el cual busca mantener su legitimación y preservación. Como es evidente, la recaudación de ingresos públicos es fundamental para la supervivencia del Estado en la economía, por tanto la recaudación de ingresos públicos tendrá que adaptarse al contexto actual de acumulación denominado globalización neoliberal.

Es necesario tener presente que varios países han instrumentado reformas fiscales, hacendarias y financieras, no sólo por la necesidad de incrementar los ingresos, sino también para mejorar los principios de eficiencia, equidad, neutralidad, y administración.

Las trasformaciones macroeconómicas de México, específicamente de un modelo intervencionista hacia el modelo neoliberal, han contribuido a profundas trasformaciones en varios ámbitos de la economía, que a su vez afectan a la sociedad.

Hace varios años y ahora en la actualidad, la decisiones de realizar el cambio estructural de la economía se han  sentado en bases neoliberales y las autoridades gubernamentales han promovido desde entonces, una reforma fiscal, que busque no solamente establecer nuevos mecanismos para lograr la ampliación de la recaudación tributaria, sino para cambiar la estrategia del gasto, en específico sobre la forma en que esos recursos llegarán a las entidades federativas (federalismo fiscal).

En este sentido, las facultades impositivas de las entidades federativas demuestran que muchas de ellas no tiene libertad para ejercer su política económica,  y durante las últimas reformas fiscales ha sido parcial, ya que la libertad de las entidades federativas para ejercer su derecho a la política económica autónoma, deja en riesgo la política social del gobierno federal.

Luis Videgaray, Secretario de Hacienda
                               

En otro tenor, es lo que implica el lavado de dinero por parte de empresas, y pseudo-empresarios, los cuales pueden utilizar mecanismos previstos en la ley para eludir impuestos, además de otros factores que muy bien se conocen (corrupción).

La necesidad de una mejora en la recaudación deberá estaba basada en principios de igualdad, eficiencia y equidad, no solo es recaudar por recaudar, es necesario tener una equitativa distribución de esos recursos.

La equidad deberá estar sustentada en la propiedad de origen económico y la carga impositiva de acuerdo a los niveles de ingreso de los ciudadanos buscando neutralidad, es decir que se afecte lo menos posible las decisiones de los agentes económicos tanto en términos de volúmenes como de temporalidad, para que finalmente a través de la universalidad, hacer de todos los ciudadanos de condiciones similares para que se les aplique el gravamen correspondiente.

Sin embargo, la actual reforma plantea:

1.- No hay IVA en comida y medicamentos
2.- Se irá quitando paulatinamente el apoyo de parte del Estado a la gasolina y otros productos que maneje Pemex
3.- Aumentarán las colegiaturas en las escuelas privadas 
4.- Se quita el impuesto IETU y el impuesto a los depósitos bancarios en efectivo, el cual tenía como objetivo el controlar y apoyar la lucha contra el lavado de dinero
5.- Se aumenta el impuesto ISR al 16%
7.- Se facilitará el pago de impuestos por parte de los ciudadanos, además se implementarán mecanismos para disminuir el desempleo y el empleo informal, con las medidas del seguro del desempleo y beneficios tributarios

Los principales problemas planteados de la reforma es que afectan directamente a las familias que ganen más de 45 mil pesos mensuales, que de acuerdo a índices presentados por la OCDE, es el 10 % de la población mexicana.
La reforma considera “lujos” ciertos artículos o servicios que actualmente los ciudadanos ya consideramos necesidades, por lo cual,  el aumento  del IVA en ciertos productos  afectará a muchas familias que no son de ese 10% pero que tienen necesidades múltiples por diferentes razones.

El sistema tributario mexicano enfrenta dos grandes problemas: primero, un grado importante de evasión y elusión fiscal; y segundo, una base impositiva reducida, la cual con la reforma sólo se aumenta el impuesto pero no se amplía.


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