Por: Pedro Iván Galeana
@pedroigaleana
En esta semana el parlamento de Crimea votó a favor de la
integración de dicho Estado a la nación Rusa, hecho que provocó el desagrado de
muchos países de occidente, incluido Estados
Unidos, los estados integrantes de la EU (unión europea por sus siglas
en inglés), y por su puesto Ucrania, país que no es miembro de la unión
europea, pero que busca su integración desde la separación de la URSS en 1991.
Este acontecimiento a ocasionado algo que parecía muy viejo, pero
que a la vez ha estado presente de manera implícita en el mundo, la división
entre el occidente con la bandera del capitalismo e ideas neoliberales, y el
oriente comandados por Rusia, el cual
parece convertirse con el paso del tiempo en una potencia con el nivel para
plantearle cara a Estados Unidos, un hecho que no ocurría desde el fin de la
guerra fría.
La relación que hay entre estas dos potencias de nuevo es
tensa, muy similar a lo que ocurrió en
la polarización del mundo de los años 60´s a los 80´s. Si bien hoy en día las
relaciones internacionales ayudan a evitar la posibilidad de un enfrentamiento
directo, los escenarios de este enfrentamiento se ven reflejados en países sub
desarrollados. Los casos alusivos, son los de Venezuela y Ucrania, en los
cuales, el gobierno a falta de realizar una buena gobernabilidad, tiene una
rebelión social, liderada principalmente por el sector joven de sus sociedades,
bajo la demanda de mejores condiciones de vida.
Si bien la sociedad de esos países hace un esfuerzo por mejorar
las condiciones en las que vive, los movimientos empiezan a ser calificados
como movimientos dirigidos por Estados Unidos, en el caso de Venezuela, y por
la EU, en el caso de Ucrania. Dicho escenario, provoca reacciones negativas por
partes de los países que no comparten la misma ideología, como Cuba y Rusia.
Como señalé en el párrafo
anterior, actualmente los movimientos son vistos con fines políticos, y son marcados de la
siguiente manera: si bien su origen era el buscar mejorar sus vidas y exigir
mejores circunstancias, ahora son impulsados con la finalidad de ocasionar el
derrumbe de la ideología política del país, que en ambos casos es un
nacionalismo con tintes socialistas, y cambiarlo por un capitalismo, modelo
económico que se vive en los países de sus alrededores.
El fin justifica los medios, decía el gran pensador Maquiavelo,
sin embargo ocasionar una guerra civil con la finalidad de derrumbar un régimen
que en su momento fue electo democráticamente, es incorrecto, dado que la
elección del gobierno por vía de la votación de la población hace reflejar que
su decisión por ellos y sus ideologías eran lo que a su parecer, les convenía,
y que si bien la minoría no debe ser opacada, ni ignorada, ni mucho menos
eliminada, el querer hacer valer su voz como
única es en efecto criticable y en democracia inaceptable.
Los movimientos ciudadanos violentos no son legítimos en una
democracia, sin embargo, cuando el gobierno realiza actos que vayan en contra
de la sociedad y sus ciudadanos, es el derecho de éstos el de mejorar y hacer
cumplir las funciones del Estado.
Dicho esto hago alusión a la idea de que ningún gobierno, ni ruso,
ni cubano, ni estadunidense debe entrometerse en asuntos de otras naciones.
Con esto no quiero decir que estoy a favor de la represión y que
no se proteja a los ciudadanos en
Venezuela y en Ucrania, sin embargo, reflejo mi deseo de que sea por vías
electorales, y no violentas donde se refleje el descontento de los
ciudadanos. La resolución pacífica es el
deseo, tanto de los ciudadanos que viven los conflictos, como los de los demás
países, por lo que es evidente que realizar una guerra, ya fuese interna o
externa no es la solución.
No hay comentarios :
Publicar un comentario