miércoles, 23 de octubre de 2013

Terrorismo Moderno

Por: Aarón Guerra Cerón
@reuguerlewis

La postura de occidente divide el universo entre una esfera violenta y otra no violenta: la reformista y la revolucionaria.



A  finales del  siglo XX se sentaron bases para que surgieran campañas terroristas y por su parte emergieran también Estados occidentales más fuertes y más estables  para mantener el orden a nivel nacional. Ese fue el punto de inflexión en donde se ubica una vez más al Estado como simple arma de los burgueses; y a los obreros a adoptar una práctica reformista y no tan revolucionaria que pudiera satisfacerlos con tal de lograr beneficios por medio de las urnas.

En resumen, la clase obrera de cada uno de los países  industrializados fue inducida paso a paso a considerarse un grupo de interés entre otros grupos, y ya no una clase capaz de representar a toda la sociedad.

Este texto hablará más específicamente sobre las diferencias entre por qué no se deben asociar  las prácticas terroristas y las prácticas marxistas- leninistas.

La mayoría de los terroristas comenzaron siendo reformistas que esperaban mejorar las condiciones de la vida del pueblo y la suya propia mediante la actividad política pacífica. Pero a su vez al no ver logros sustanciales, se provoca un aislamiento relativo, de los jóvenes  (terroristas) y por tanto ellos se consideraran únicos revolucionarios  auténticos, en un periodo reformista corrupto.

Además, todas las escuelas terroristas compartían la idea de que las masas no eran capaces de actuar por si solas, sino que necesitaban ser representadas  por una minoría armada. La clara tendencia de esta doctrina era trasformar la revolución de masas en utopía de un mundo futuro, en la práctica; si las masas no se levantaban de inmediato, los combatientes armados por lo general tendían a considerar que su propia lucha era la revolución misma.

Así, desde un punto de vista general, el terrorismo representa una vía legitima, pero en opinión de Morozov, la cual comparto, corresponde a que los terroristas al apelar a la violencia  no miden su significancia política, la cual tienen  una esencia reformista aristocrática y a la pequeña burguesía liberal. Es decir, lo que intentan  es derrotar a la clase rival, y no eliminar el sistema como tal.

Par algunos, o para Lenin, el terrorismo es el hermano maligno del reformismo. Como mencioné antes, muchas veces se pierde la fe en la inminencia de la revolución popular y sustituye la movilización de las masas, por la revolución terrorista. El resultado de de esta trasformación de los medios de fines es lo que podría llamarse la despolitización de la acción terrorista. Cuando la acción de las masas se pospone y se suaviza, la revolución social se convierte en una meta remota, en un artículo de fe  más que un objetivo político.

Ni los anarquistas, ni los populistas, ninguna o cualquiera que sea sus afiliaciones políticas importa, la mayor parte de los terroristas consideraban sus actos,  como un método para eliminar los obstáculos que impedirían la autoexpresión espontánea de las masas. Por lo general, la aparición del terrorismo revolucionario se debe a que un sector intelectual que está distanciado de su medio social, vive resuelto a resistir a la autoridad, incluso si eso significa actuar solo.

En algunos casos, y tan solo por mencionar uno contrario a lo antes descrito,  el terrorismo nacionalista puede ser eficaz precisamente porque genera apoyo multiclacista a un proyecto despolitizado, como la libertad para la nación.
Terrorismo y comunismo.

En este apartado, sólo mencionaré algunas características y distinciones, ya que los ejemplos son bastos e interesantes pero con las características antes mencionadas será suficiente para no detenernos tanto.  Una pregunta que se hace, es ¿Qué hay en común entre economismo y terrorismo? Los terroristas han dejado de creer en el potencial revolucionario, los economistas se apoyan en un sindicalismo de pan con manteca  y los terroristas son su propio ejemplo heroico, lo que los lleva a hacer un levantamiento espontáneo.

El movimiento de las masas necesita de un liderazgo unido de aglomeraciones a través de un gran número de trabajadores políticamente conscientes, esto es un partido  no terrorista de vanguardia revolucionaria. Pero en algunos casos, los intelectuales terroristas  permanecieron esencialmente aislados dentro de su propio partido.

En este caso, el combate aislado no inspira a los trabajadores, para participar en la lucha contra el poder atrincherado, por el contrario tiene un efecto inmediato de crear una sensación breve.

El estado capitalista no depende de los Ministros que gobiernan, no puede ser eliminado mediante la erradicación de éste. Las clases a las que sirve siempre encontrarán nuevos individuos, por lo que el mecanismo permanece intacto y continúa funcionando.

Por eso tanto a Lenin como  a Marx les parece inadmisible el terrorismo, porque minimiza el papel de las masas y de su propia conciencia, las reconcilia con su carencia de poder, hace que vuelvan sus ojos y sus esperanzas hacia un gran vengador y liberador que algún día llegará y cumplirá su misión.

El Estado burocrático logra su cometido, haciendo una división y asilando a través de las clases sociales y escisiones sociales. Por lo general, la juventud ambiciosa y educada perteneciente a la clase media funciona como intermediario social representado por ricos  y poderosos ante sus dependientes y viceversa.

Si las masas no son la “mecha”, listas para rebelarse apenas estalla la bomba bien colocada, tampoco pueden “encenderse” con la violencia heroica  ni con la represión del Estado.
Marx consideraba que los terroristas eran valientes pero estaban equivocados, lo único rescatable eran sus técnicas, como aquellas que demostraron en las campañas de asaltos a bancos que emprendieron los bolcheviques entre 1906 y 1907.

Pero agradar al público es una cosa y otra es organizar la revolución. Para acabar con el aislamiento de los intelectuales revolucionarios, se necesita una organización fuertemente ligada a poderosos grupos de masas y la capacidad de conducir, concretamente (dirigir) el movimiento de masas durante un periodo de turbulencia y cambios rápidos.

Solo el terrorismo dentro del comunismo, podría estar justificado cuando hay crímenes de guerra, como los que hubo con Stalin.

En esencial, lo ideal es que se cumpla el proceso revolucionario, que los estratos de vanguardia de trabajadores, soldados, campesinos  e intelectuales sean ganados por las banderas del partido antes del principio de hostilidades abiertas.

Una conclusión de esto es que Trotsky acepta que la guerra civil era terrorismo, sólo en el sentido de cómo la revolución se basa en el amedrentamiento.


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