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domingo, 1 de mayo de 2022

¡Siente y canta con María Inés! La intérprete presenta libro infantil

Por: Aldo Clark

@aldocorp

Este sábado 30 de abril, la conductora y cantante María Inés Guerra celebró el Día del Niño con el lanzamiento de su primer libro, Siente y canta con María Inés. El evento se llevó a cabo en Casa Hass de la Ciudad de México con la participación de personalidades que colaboraron en la obra.

La conductora Gaby Quiroga fue la encargada de presentar a las invitadas: la editora Valeria Le Duc, fundadora de Gratia Ediciones, bajo la cual se publicó el libro; Karla Baturoni, asesora psicopedagógica, quien ayudó con la realización de tres manuales de apoyo para padres que forman parte de la publicación, y por supuesto, María Inés, la autora y cantante de los temas que también integran el ejemplar y que se pueden descargar mediante un código QR.


 

María Inés leyó Algodón de Azúcar a sus hijos y los niños del público que estaban presentes en una dinámica que incluyó regalos; también interpretó la canción ¿A qué sabe el miedo?, del cuento homónimo.

El diseño de Siente y canta con María Inés fue elaborado por Regina Escobedo Guerra, sobrina de la cantante. Otros colaboradores de la publicación son el músico Miguel Salmerón, el productor Eugenio Dinza y la cantante Wendolee Ayala.

 

viernes, 17 de julio de 2020

Sin perdón

Por: J. Daniel Cruz

@j_daniel_cruz_

Portada de Natalia Somosa

@nat_laurie


El asesinato de una joven hispana no es nada nuevo para el departamento de policía de Los Angeles, de hecho, no les importa; por ello, después de esa muestra de gran indiferencia, un grupo de amigas juran encontrar al asesino utilizando cualquier recurso posible, incluso, a recurrir al ocultismo. Sin embargo, esa decisión las embarca en una tenebrosa investigación que las deja preguntándose si en verdad siguen la pista de un asesino o la de un fantasma enfurecido...

Esta fascinante historia de terror de tan solo 27 páginas está disponible de forma gratuita y puedes leerla dando click AQUÍ.

viernes, 24 de abril de 2015

Tú qué pedirás

Por: Aldo Clark

@aldocorp

Martín era un chavo de 24 años, muy alegre, siempre estaba contento y era de los que motivaba a los demás a mantener el optimismo siempre. Era de esos que representaban el alma de cada fiesta, de cada evento, de cada clase, de cada empleo.

Curiosamente había temporadas en las que se mantenía en su casa, no iba a la escuela ni a trabajar, eran cambios tan bruscos en su actitud, que todo el mundo se preguntaba de lo que sucedía.Trabajaba en una tienda departamental por medio tiempo, y uno de sus compañeros (Arturo) decidió ir a visitarlo.

Arturo llegó a su casa, lo recibió el hermano de Martín, Francisco, que ya lo conocía y con toda naturalidad le comentó que era un proceso que su hermano tenía cada año, justo en abril o mayo, pero que se presentaba con más fuerza en los primeros días de Octubre.

-Ah sí Arturo, así es cuando se acuerda de ella, por estas fechas cumple años la chica a la que tanto amó y no puede superar aún el haberla perdido. De un tiempo para acá pone una canción de un grupo de ska, pues ya sabes que a él le gustan las baladas, pero esa es una de sus excepciones....

Te diré...
Una vez más,
Lo que pido por ti
Cuando te vas

Te recordaré,
Una vez más
Lo que pido por ti
Cuando te vas

Yo le pediré a la luna que te alumbre por esas calles oscuras
Pediré al sol que te cubra, cuando no esté yo
Yo pediré a los cuatro vientos que te lleven mi pensamiento
Pediré a la lluvia que te moje, toda tu figura...

Tú qué pedirás
Tú qué pedirás
Yo pediré,
Una vez más...

-       Ves, ya se puso a cantar...

-       Pobrecillo, ¿qué a poco si le pegó tanto?

-       Sí, cañón

-       Oye, y ¿cómo se llama la chica?

-       Lucía Hernández

-       No inventes, ¿la ex dueña de la fábrica de zapatos?

-       Esa mera, ¿la conoces?

-       Es mi vecina desde hace dos meses

-       ¿En serio? y qué hace viviendo en San Juan

-       Ni idea, apenas la conozco, pero oye, tu hermano me ha hecho un buen de paros, y creo que merece una ayudadita, la traeré, mañana sin falta estará aquí.

Arturo salió y Francisco se emocionó, pensó que eso solucionaría las recaídas anuales de su carnal. Subió a avisarle a Martín y vio un par de hojas tiradas junto a la puerta, una decía "Métela en un sobre y llévala al buzón", la otra era una carta, sí para ella. Antes de reclamarle por la dirección, Francisco se dio cuenta que podía entregársela a Lucía, pero primero, como todo buen hermano, había que examinar el contenido. 

Al otro día llegó Arturo con Lucía, ella estaba emocionada pero nerviosa, entró y saludó como viejos amigos a Francisco, él se encontraba muy preocupado, le decía que sus padres ya estaban en camino, ella palideció y preguntó de inmediato qué era lo que pasaba. El muchacho respiró hondo y le dijo:

-Ayer en la noche intentaron meterse a robar, me apuntaron con un arma, Martín se interpuso y le dispararon a él, está en el hospital, mi hermana mayor está con él porque a mí me llevaron al MP  a atestiguar, estaba desesperado porque no tenía quién estuviera con él, pero lo bueno es que mi hermana llegó muy rápido.

- ¡En dónde está, tengo que verlo!

Antes de irse, Francisco le entregó la carta y ella se dispuso a leerla en el hospital, no la habían dejado ver a Martín, tenía que esperarse y en la desesperación, recordó la carta.

Ya han pasado varios años desde que te conocí, hace casi ya 10 años. Pero parece tan lejos la posibilidad de volver a verte que tengo miedo a olvidarte. Sé que yo tuve la mayor parte de la culpa, que quizá no actué de la manera correcta y si no fuera por eso nuestras vidas serían distintas, no es que quiera justificarme pero éramos unos niños todavía.

Íbamos en la secundaria, desde el primer año nos comenzamos a hablar, parecería que fue con el pie izquierdo porque nada más nos molestábamos, bueno, tú peleabas con casi todos, tu carácter en ese entonces era de lo más rebelde del grupo. Según las estadísticas, yo era el bueno y tú la, la... la popular, pues eras, corrijo, eres hermosa, no olvido esos grandes y preciosos ojos verdes que cautivaban a todo el mundo, bueno a todos los varones, a las chicas no las tenías tan contentas.

Tu belleza te hacía popular en la escuela, mientras yo me ganaba al grupo, pues siempre he formado amistad con facilidad y tres años con los mismos compañeros, tarde o temprano tendría que familiarizarme con todos, aunque no todos lo hicieron entre si.

Te ganaste a los profesores en el primer año, claro yo con el clan de los aplicados también a mi modo; sin embargo, una acción fraudulenta orquestada por ti y otras amigas tuyas, en un examen del profesor que más consentía a las niñas, tiró tu cercanía con muchos maestros.

Tu personalidad conflictiva generaría broncas con muchos, con las mujeres al final no lo hubo, a pesar de que pudiese existir un riesgo latente de alguna riña. Pero con los hombres, pues, aún desconozco cuál fue la acción que cometiste, qué pudo haber sido que todos los hombres de nuestro salón te dejaron de hablar, incluyendo algunas mujeres y según sé, la ley del hielo se propagó por varios grupos, pues para el segundo año, cuando esto sucedió, ya nuestra generación dominaba la escuela.

Aquel conflicto con el género masculino del grupo, te dejó sola, en un año ya habías caído de la gracia de muchos. Yo no sabía ni qué había pasado, ya que, con mi grupo de amigos estaba empeñado en divertirme, el futbol (al que tenía como prioridad por sobre todas las cosas en aquella época), las calificaciones (sin las cuales no podía seguir en el futbol) y ya había empezado con las novias. Justo en ese momento, sin novia, y con mi clan (cuando pretendíamos hacer nuestro show diario de sketch inter-clases), te dirigiste a mí con un tono diferente al retador y divertido con el que siempre me hablabas.

Íbamos a salir a la clase de educación física (en la que las mujeres se la pasaban platicando, caminando, echando novio o con el profe; y los hombres en la reta del fut), me hablaste y tristemente me diste un abrazo, rodeaste mi cuerpo (eras más alta que yo, creo que lo sigues siendo, a pesar de que me estiré y reduje la distancia) y me hablaste casi en el oído: "¿Verdad que tú no me vas a dejar de hablar?", yo, con lo distraído que suelo ser en ocasiones, me saqué de onda y contesté, "pues no" que era como un "por qué lo haría ". Yo no comprendía.

Esa respuesta fue la que nos mantuvo inseparables por mucho tiempo, yo era probablemente todo lo que tenías y tú eras en lo que yo más pensaba, ya todos sospechaban de una relación entre tú y yo y ni por eso la muralla social que había en ti se derrumbaba. Comencé a dejar al futbol en segundo plano y tú eras mi mundo, pero eso fue lo que comenzó a atraer un conflicto: me desconcentré en el futbol, había chicas interesadas en mí a las que rechacé por permanecer contigo, y mi mejor amigo, de ese entonces, tampoco estaba muy a gusto y se unió a los que no te hablaban (porque junto conmigo, él, y otros dos varones, éramos las excepciones de la ley del hielo), yo empezaba a caer en las calificaciones y mi amigo tuvo un problemilla, no muy grande contigo, pero que fue el pretexto para alejarse.

Mi amigo me insistió en dejarte de hablar, me ponía a elegir entre él o tú y me argumentaba de todo lo que yo estaba dejando por tu culpa, según él claro. Amigas mías creían que me manipulabas, así que sus comentarios, los de mi amigo y mi orgullo, cedieron al final. Entonces, repentinamente, un día del último año de secundaria, te dejé de hablar. Me alejé, fui indiferente y comencé a retomar todas mis cosas, todo parecía ascender, mi fortuna con las mujeres, mi re despegue en el futbol y en calificaciones.

Pasaron los meses y todo lo sentía en su lugar, casi todo, algo me afligía, tú. En ocasiones llegué a notar y sentir tu mirada, sabía que me necesitabas y aunque yo estaba a metro y medio de distancia de tu lugar, ni siquiera volteaba para darte aunque sea una sonrisa o alguna esperanza de volverte a dirigir la palabra. Me dolía, aunque sentía, o me hacía creer, que era lo mejor.

Casi siempre soñaba contigo, cuando éramos inseparables, eso cambió cuando me alejé, pero un día volví a soñar contigo, en ese sueño tú y yo nos encontrábamos frente a frente, hablábamos de lo que ocurrió y nos besamos al final, y luego, esa mañana en la primera clase nos pusieron en el mismo equipo para una exposición. Al día siguiente fuimos a casa de una de nuestras amigas para trabajar en la tarea, te comencé a hablar como si nada, ese día estuvimos contentos y entonces se dio, tal y como si el sueño cobrara vida, quedamos juntos, todo era idéntico y no sé si por miedo no dejé que pudiera convertirse en algo real, me preguntaste la razón por la que te dejé de hablar, contesté "no sé" me levanté y aunque había renacido una amistad, algo faltaba.

En las últimas semanas ya te hablaba y mi amigo se enfureció, no me importó, tenía que compensarte por todo ese tiempo en que te dejé, pero en la última semana de clases me reconcilié con mi amigo, que a propósito me alejó de ti esos días, volví a ignorarte, esta vez no fue  adrede.

La última interacción que tuve contigo fue un abrazo extremadamente cariñoso y prolongado durante la ceremonia de graduación.

Desde ahí, pasó un año para volver a saber de ti, por asares del destino, una amiga de la prepa era vecina tuya, me dio tu número y volvimos a estar en contacto, entre llamadas y mensajes, pero un día te perdí la huella, ya no contestabas y lo creí justo, lo merecía; incluso, cuando intenté contactarte por medio de mi compañera de la prepa, resultó que se pelearon y ya no se hablaban (otra separación y otra amistad rota, ¿habré sido yo el culpable?).

El castigo era justo y se acercaba la siguiente catástrofe, en mi último año de la prepa te volví a encontrar, en una de las unidades de la UAM, entrábamos de nuevo en contacto pero luego te desapareciste, entré en una relación con la que creí que te olvidaría, que al final terminó mal y acabé con un rencor hacia las mujeres, que tardó meses en pasarse. Te había extraviado otra vez, había perdido una oportunidad de ser feliz y la fe en el amor, para colmo mi familia había tenido un par de bajas, uno de ellos de los más cercanos a mí, sí, falleció.

Y en ese tiempo, aún pensaba en ti de vez en cuando, ya a un año de nuestro último encuentro, no entendía el porque de tu separación y entonces te volví a contactar y me dijiste por qué te habías desconectado del mundo, tu papá falleció y me sentí culpable, cada vez que te reencontraba algo malo con alguien cercano a ti o a mí sucedía, empecé a creer que yo era una maldición para ti.

Por el contrario, el saber de ti me puso alegre, el bendito facebook era el responsable. En ese entonces yo recién había comenzado a andar con una chica de la Facultad y tú vivías muy enamorada, estaba muy feliz por ti.

Sin embargo,  otra racha de separación llegó, al menos esporádicamente teníamos algún saludo vía redes sociales, pero parecía que el destino nos había condenado a encontrarnos, causarnos daño y separarnos de nuevo y hace un par de años, mi amigo de la secundaria, ese que en ese entonces nos separó pero que aún así yo apreciaba, falleció. Ahora el castigo era para mí, fue desgarrador enterarme de eso y lo curioso es que desde ahí, nuevamente no he sabido nada de ti.

Desapareciste de Facebook, luego reapareciste y supe que habías dado a luz a una preciosa criatura; no obstante, yo ya no pertenecía más a tu grupo de contactos, con la debida razón claro, pues si cada vez que sabíamos del otro, algo malo ocurría, no era una opción factible que volviésemos a estar en contacto.

Después de tanto tiempo, me animo a ofrecer una disculpa. Perdóname por haberte abandonado en aquel momento, por haberte decepcionado, por haber sido inmaduro y egoísta. Espero que me perdones, espero que vivas muy feliz con tu pareja y tu hijo, o hijos. Sé que esta carta no causará otro daño colateral, al contrario, será un mensaje que cerrará el ciclo que nunca pudimos cerrar y que nos ayudará a avanzar en nuestras respectivas vidas, pero sobre todo, a encontrar la paz y nuestro destino.

Te envío un saludo, un abrazo y la siguiente dedicatoria acompañada de una rola:

Hay una canción que me gusta, de un grupo de ska que se llama, La maskatesta, sin albur. Cuando oí esa canción por primera vez, de inmediato la enlacé contigo y con esa distancia que nos puso el universo por alguna razón. “Tú qué pedirás” es el nombre de la canción y es lo que dice el coro, que completa diciendo, “yo pediré, una vez más”, y eso quisiera, verte aunque sea una vez más, y aunque temo que algo pase que nos vuelva a lastimar, confío en que esta vez, esa maldición terminará.

Esta carta te la quería entregar en tu cumpleaños,  en octubre, justamente un mes después de mi aniversario; no obstante, quise evitarte algún coraje o tristeza para esas fechas, por eso, es mejor que la leas ahora. Te envío mis mejores deseos, por cierto, si tuvieras la oportunidad de pedir un deseo, ¿tú qué pedirás?


Terminó la carta y como por arte de magia la llamaron, sin vacilar se fue corriendo a la habitación, entró, él estaba inconsciente, se sentó a su lado y tomó su mano...

martes, 31 de marzo de 2015

APANDO BREAK

Por: Aldo Clark

@aldocorp


El tema del escape es muy recurrente cuando se habla de las prisiones, principalmente en las películas, series de televisión o libros, sin embargo, esto ocurre con mayor frecuencia en las de origen anglosajón, pues en las variantes latinoamericanas se presenta otro fenómeno interesante.

Es curioso que se hable de la fuga de una cárcel en estos medios, pero lo más curioso es cuando se hacen analogías o metáforas con la vida misma. Sí, cuando la gente se pone hablar, ya sean los escritores, poetas o cantantes, sobre aquellas  situaciones de la vida o estados de ánimo en los que el hombre se siente aprisionado y busca ese escape de la celda que oprime o impide su felicidad.

Pero lo que quiero abordar aquí es un caso diferente, no extraño porque se da en la forma de hablar o de concebir a las penitenciarías en México y en América Latina. Aquí prácticamente no se busca huir de ese castigo, es como si el humano quisiera sentir el terror de una prisión real, o tal vez, cree que su vida es tan ruin y decepcionante que ni siquiera la experiencia de la cárcel lo lastimaría más que la vida misma, pero eso lo abordaré más adelante.

Primero veamos una breve síntesis de “El Apando”, una obra del, para y desde el presidio que sirve de base para explicar el fenómeno mexicano del penal. El libro de José Revueltas es una referencia tajante, pues en él se relata una historia de la violencia y tragedia que se vive en una correccional, las jerarquías; la participación de los monos, esos guardias que en su mayoría terminan siendo igual o más delincuentes que los que están encerrados; las celdas de castigo como la que le da nombre al texto de Revueltas, y a este ensayo claro; la prostitución, la drogadicción, la clandestinidad y todos esos aspectos que le dan a las prisiones mexicanas, no solo el carácter de infierno sino la imponente presea, de ser consideradas, las más peligrosas del mundo.

A pesar de eso, de esa peligrosidad y tenebrosa cotidianidad de los cerezos, existe un rasgo del libro, algo que tiene, no solo el pensamiento de los reos, sino la población que está afuera también, y de lo que hablo es de la conformidad y la actitud de mártir.

Esa actitud de vale madres de El Carajo (personaje principal de El Apando), de conformidad ante el castigo, de aparente indiferencia ante el sufrimiento, y la violencia que vive es tan representativa del preso mexicano como del ciudadano común, hablo obviamente de una generalidad (no digo que todos sean así, es que luego hay gente que se ofende porque cree que eso los incluye a todos). Esa actitud de mártir que asume la gente en la que acepta y permite que la dañe la oscuridad, y que niega o reclama por ésta, pero bien que le gusta estar sufriendo, le gusta estar sintiéndose mal para que haya alguien que llegue a reconfortarlo o consolarlo, para usarlo de pretexto e ir por las chelas, de excusa para faltar a los deberes, de inspiración para desahogarse de alguna forma.

Eso explica por qué el gusto por las telenovelas en nuestro país; por qué dominan las canciones (no importa el género) de dolidos, melancólicos o románticos obsesivos; por qué el futbol nacional es tan mediocre y aun así lo ven, bueno, lo vemos, y hablando de, qué curioso que hablemos de penales y la selección fracase en esa instancia en múltiples ocasiones. También se explicaría por qué hay tantas relaciones en donde, no importa cuántas veces se lastimen, se peleen, se engañen, siempre quieren volver por más.

¿Querrá decir esto que, una prisión podría representar mejor la cultura nacional que cualquier evento o tradición?, probablemente, re abordando a aquellos que vuelven y vuelven por más, son ejemplificados en las cárceles por los arraigados a los que les gusta renovar contrato, sí de esos que les dicen, “estás libre en un mes”, pero ya están tan familiarizados o conformes, o de plano ya les gustó sufrir, que, ocho semanas después de que cumplen su sentencia, ya están de regreso, aunque ya el recibimiento es diferente, no es la novatada que le aplican a los nuevos.

En fin, lo importante aquí sería buscar la causa, por qué a los encarcelados les gusta regresar o quieren quedar atrapados, o no les importa, bueno, algunos bien lo pueden hacer por necesidad, afuera no tienen cómo sostenerse y adentro tienen techo seguro, pero esto es muy engañoso porque estoy seguro que no siempre ni para todos es así.

Ahora bien, por qué  los que están afuera sienten que viven en un penal, que difícilmente pueden vivir, ya sea por razones económicas o anímicas, o incluso políticas. “Es por el sistema” dicen, si es así, por qué no luchan por liberarse, por qué se quedan como el reo, con indiferencia a lo que les suceda, les vale al final.

Es probable, que la respuesta se halle en la genética, hay estudios que dicen que el ADN también tiene memoria, y que conocimientos o inclusive recuerdos pueden pasar de generación en generación. ¿Será entonces que el mexicano tiene esa mentalidad desde que cayó en el yugo español hace siglos?

¡¡Por lo rayos del Necaxa!! Fue la única frase de exclamación que se me ocurrió decir, el equivalente a ¡Santos aprisionados Batman!, que Robin hubiera dicho al hombre murciélago.

Volviendo a lo que estábamos, esa puede ser la razón, la primera que se me viene a la mente, del por qué de la mentalidad del mexicano, e incluso del latinoamericano.

Para terminar, aquí la exhortación sería a buscar ese escape, no el de los reos reales, sino el que deben hacer los que están afuera, para liberarse de la opresión que ellos mismos se colocan, porque sería un crimen no intentarlo, o culpar a esos griegos que decían que el cuerpo es la prisión del alma y usar eso de pretexto para decir, “hasta filosóficamente, literal, estoy atrapado”.

Busquemos mejor, como el personaje  principal de la serie Prison Break (que recomiendo ampliamente ver), la fuga, la huida con intelecto o al menos, con corazón, y luego golpeemos a lo que nos oprime.


martes, 24 de marzo de 2015

Pare de sufrir

Por: Aldo Clark

@aldocorp

Ah qué mañana tan fresca, luce tan bien como para empezar el día, para criticar gente y corregir sus estupideces, (no es que me sienta como Doctor House o Sheldon Cooper y que todo lo sé, pero hay gente que de veras).

Le diré a mi secretaria que salgamos, por qué no, pero primero veré el paisaje que me regala la ventana de mi despacho, no es muy grande, de tres por tres (hablo del despacho no de la ventana).
Ah, woow, pero qué estoy viendo, un par de hermosas mujeres enfrente de mi edificio, y de mi ventana y esa se parece a…
       -        Hola amiga, cómo estás
       -       Pues estoy, que es lo importante, y ¿tú?
      -       Bien, ya voy para mi casa, pero haber, cómo que tú andas mal, no puede ser, ¡no me digas que vas con tu psicólogo otra vez!
        -          Sí tú crees…
¡En la torre!, es Imelda, ya está otra vez aquí, ¡me lleva!, por qué no puse una puerta secreta en la oficina. Ni cómo escaparme con lo chismosa que es mi secretaria, y ya me tardé por andar aquí pensando en qué hacer, pues ya qué ya no tarda en sonar el teléfono, en 3, 2, 1…
       -        Señor, llegó su amiga…
       -        ¡Sí ya sé!, que pase, al mal paso darle prisa
       -        ¿Eso le digo?
       -        ¡No inventes cómo crees, tú sólo hazla pasar!
-                         -                 Hola Dan amigo mío, cómo estás, ya vengo otra vez a molestarte queridito
En molestar te tomo la palabra mi hija porque nada más eso sabes hacer, en fin. Mi amiga Imelda acude conmigo  cada vez que tiene problemas existenciales o amorosos, principalmente los segundos, y ya saben, todo el mundo tiene un amigo que es su psicólogo, al que le confiesan sus traumas y quien les da consejos, sólo que en este caso yo soy un profesional, certificado por mi universidad, el Consejo Nacional de Psicólogos de México y animador esporádico en sermones da  sé  brasileira de Pare de Sufrir.

       -         Adelante, toma asiento
      -       Bueno amigo, hoy vine a platicar contigo porque me encontré ayer con un ex novio que me revolvió la cabeza…
      -     ¡Me lleva!, ¿otro, qué no me habías dicho ya de todos?, bueno sirve que la dejo acostada en el diván  mientras me voy por unas donas y un café, de una vez unos hochos porque esta tipa va para largo.
-                  -              Él puede ser el origen de todos mis traumas, bueno no, bueno sí, no te había contado de él, fue antes de conocerte.
Que la ch…, mm el origen, si no está bromeando y en serio es el primero, le ayudo y así ya me deja de estar jo…rongando.
      -       Así que no me habías hablado de él eh, ¡no juegues sabes cuánto nos hubiésemos ahorrado! Ya ni…
       -       Cálmate, deja te cuento
      -         Ahora me callas, no tienes… ¡bueno ya! Ándale…
      -        Ok, mira, ayer me encontré con Alonso, es un chavo que conocí en la prepa, poco antes    de conocerte a ti, porque tú estabas muy ocupadito en ese entonces como para prestarme atención y yo andaba con un chavo muy temperamental, fornido y grandote, se llama Axel y ahorita creo que ya está hasta en la cárcel…
    -         ¿Axel Molina? ¿El defensor del equipo de americano?, ¿anduviste con esa cosa?, no manches con razón estás como estás.
   -     Cállate, que mira que tú también has salido con cada estropajo
   -      ¡Hey!, a mí no me vengas a criticar o ¿quieres que terminemos la sesión?
   -     No mi hijito, no me la quieras cambiar, además es tu trabajo escucharme
   -     ¡Pero si tú ni me pagas!, para ti el servicio es gratis
 -       ¿Y es mi culpa?
   -      Hija de tu… nada más porque siempre me invitas la comida si no, ya haber síguele, andabas con el mastodonte ese
   -      Ah sí verdad, bueno resulta que un día andábamos en la escuela después de uno de sus partidos, íbamos por las canchas de futbol, las de soccer, a él no le gustaba andar por ahí porque siempre tenía broncas con los jugadores, y ya estaba advertido, una más y era expulsado del equipo. Yo tenía que pasar con un amigo para que me prestara dinero, sí para Axel, en eso, que me encuentro a una amiga y empezamos a platicar, ya sabes, pero de repente que me dan un balonazo en la cabeza que hasta me tumbó, así conocí a Alonso.
        -       No, con razón, eso ya desde ahí era mal presagio, desde que te conoció te trató de la patada, ahora todo tiene sentido, a ti no te tiraron de chiquita, un balonazo fue suficiente para apende….
      -        Shh, ya hombre, todavía no acabo y ya me estás cagando, dónde está tu objetividad
Me dejó callado la méndiga
-                     -           Te decía, me levanté, lo primero que vi fue a Alonso ayudándome y pidiéndome disculpas una y otra vez, el pobre estaba apenadísimo. Pero Axel, con lo cobarde que era, lo atacó por la espalda y lo dejó noqueado, y así en el suelo lo empezó a golpear hasta que pudieron quitárselo de encima. Después yo les expliqué a los profesores cómo estuvo todo porque hasta eso, aquel quería que lo defendiera y le dije “Nel ni madres, fue un accidente y ve cómo dejaste al pobre”.

              Enseguida fui al hospital y pasé días con Alonso hasta que se recuperó, y los que lo conocían no podían creer que le hubieran metido tal golpiza porque según ellos sabía artes marciales, a mi me daba igual, yo estaba súper arrepentida con él por lo que le había hecho Axel, al que dejé de ver, y al poco tiempo, tronamos…

-                        -               Pues qué cuetes o qué, no es cierto, sigue

-                     -           Después de que terminamos se puso peor, Axel no Alonso, me buscó y me amenazó,  y en una de esas quiso pegarme, pero llegó Alonso y ahí sí se desquitó, ya me creí lo que me habían contado; desde ahí Axel nunca se me volvió a acercar, ni a hablarme. Y yo pues me encariñé con el otro futbolista.

-                       -                Si ya conozco tu fanatismo por los deportistas, continúa

-            -              Pues luego ya empezamos a andar y aunque era muy lindo, le pasaba lo que a todo pinche futbolista, lo peor es que ni lo vi venir por lo encantada que estaba con él.

-                     -                 Qué, ¿prefería el futbol que a ti?

-                   -          ¡Sí!, el wey hablaba nada más de futbol o luego me dejaba porque se tenía que ir a jugar, a veces se iba de viaje, porque hasta eso era bueno el cabrón, y ni me avisaba, lo veía dos o tres días después.

-                     -                    Típico, yo por eso dejé el fut, primero eran las mujeres, digo la carrera

Aunque esto que me dice no tiene gran diferencia con las demás sesiones, todo un mugroso archivo de ella para que sigamos con las mismas.
-                   -                  Luego fue cuando te conocí, ¿recuerdas?, me hallaste solita porque no me juntaba con nadie, las chavas me caían gordas y estaba sentida con los hombres, al principio me quisiste ligar porque eras bien mujeriego...

-            -                    Oye yo qué tengo que ver en todo esto, bueno prosigue, puede que esto nos ayude porque lo anterior no me da muchas herramientas para darte un diagnóstico diferente a los demás.

En la ma… y qué tal si yo mismo fui el que provoqué todo y estoy pagando cada sesión, le pondré más atención.
-          -               Fue cuando nos hicimos amigos, porque sabía muy bien lo ojo alegre que eras y pues tú tampoco tenías ni cuates siquiera. Eras muy gentil no sólo conmigo sino con las damas, porque re bien que las tratabas, pero de un tiempo para acá te empezaste a volver amargado, ahora ya criticas, regañas  e insultas a todo el mundo.

-                En fin, empezamos a andar para todo juntos, eras muy tierno, nunca me faltaste al respeto, pero eso sí, nada más no estaba yo y te ibas a buscar mujeres, no creas que no me di cuenta.

               Nuestro distanciamiento se comenzó a dar cuando entraste a la facultad y yo empecé a andar con mi vecinillo, ya con él te platicaba mis traumas, porque era súper lindo, una ternurita…

-      -                                Ah sí, tan ternurita que te salió mesero sin charola verdad, de esos que machacan nueces con los codos

-          -                             Pues sí, y luego vinieron los demás

Que la chin… pensé que encontraría algo importante pero ya va a comenzar el recuento de sus amoríos, bueno eso me sirve para ir abriendo el apetito, se me antojaron los hochos, se los pediré a mi secretaria mientras Imelda comienza a contar….
-          -                            De ahí fue el chico de medicina, con él ya sabes…
 Salgo
-          -                        Ehm, Ilse, me harías un favor, tráeme dos órdenes de hot dogs y cómprate lo que quieras, ah toma, llévate mi coche, para que sea más rápido.

-         -                             Sí señor
-          ¿Por qué me habrá visto raro ésta?, “Lévate mi coche”, ¡¿Llévate mi coche?! En qué demonios pensaba, nunca soy tan amable, ¡ah!, mejor regreso con Imelda
-          -                        Y luego el taxista, no bueno

-         -                         Ni me digas, hasta a Arjona le daría vergüenza tu historia con ese tipo

-          -                           Mira cállate que tú cambias de secretaria cada 3 meses, ¿cuánto lleva ella?

-      -                             No me cambies el tema, mejor sigamos el recuento, el que tenía nexos con el narco ese si me dio miedo, me echaba la culpa de todo, ya me quería mandar a matar, ahí si te pasaste y me caíste re gorda

-         -                          Pero eso no fue lo que te cambió, ya actuabas así desde que empecé a andar con un chavo y con otro. Y te pusiste aún peor cuando empecé a andar con el escritor.

-          -                               Pues sí, te traía bien taruga y…

-         -                               Sí, era tantito peor que tú de mujeriego

-          -                   Yo qué, ¿por qué fui un elemento que mencionaste mucho hoy cuando no lo haces nunca?, hablemos de eso

-     -                   Exacto, a este punto quería llegar, que nunca te incluyo, no hablo de ti y siempre estás ahí, jodiéndome o ayudándome y eres al que no pelo, y me di cuenta cuando vi a Alonso ayer. Todas esas experiencias pasaron ante mis ojos para enseñarme lo solo que estás, lo solo que te dejé, del amor que nunca te diste cuenta que me tenías y que todavía me tienes…

-         -                          ¿De qué diantres me hablas?, yo…

-        -                           Sí, tú, en cuanto te dejé de frecuentar por andar de novio en novio cambiaste, dejaste de ver a las chicas como las veías, de tratarlas y tratar a la gente con la atención con la que la tratabas, parecía que odiabas, que odias a todo el mundo pero solamente me odias a mí, la persona y la paciente a la que le gritas más, a la que cagas más, pero a la que más escuchas.

-          -                        No, si te cago a ti es porque tú eres mi amiga; con mis pacientes es distinto

-        -                      Por favor, deja ya tu orgullo, para de sufrir mi doctor, deja de criticar y ver mal a la gente, para de sufrir y deja de sentirte mejor que ellos o fastidiado por ellos, para ya de sufrir porque aquí estoy yo para compensarte y curar tu soledad…

Y me volvió a dejar callado, pues ni modo, qué le hago, tiene razón, rompamos el silencio.
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-         - A qué la fre…

-          - Shh, cálmate

-          - Está bien, si ¿diga?


-          - Señor, ya le traje sus órdenes de hot dogs.