Por: Aldo Clark
@aldocorp
Tuvo que pasar un poco más de un mes para que pudiera ver Mujer Maravilla 1984, pues la pandemia me robó a mi padre en los días del estreno en cines, entonces, luego del pesado tiempo de duelo y otros menesteres, decidí ver la película hasta que llegara a un streaming legal en México, lo cual sucedió hace apenas unos días.
El filme confirmó lo que esperaba: fue una bella obra con lo mejor de los valores de la Mujer Maravilla y estupendas referencias tanto a los cómics como al pasado de la superheroína en televisión y hasta a la literatura.
En la cinta protagonizada por Gal Gadot, nuevamente vemos el encanto que la protagonista tiene para atrapar a los espectadores y a los propios personajes, pues la misma trama nos hace notar la admiración que Bárbara Minerva tiene por Diana Prince con tan solo un día de conocerla.
Pero estas no son todas flores que voy a echar a esta producción, ya que, como he hecho con otras cintas del Universo Extendido de DC, voy a destacar las bondades de la película de forma desmenuzada ¡Cuidado con los spoilers! Hago la advertencia, aunque sé que muchos ya la vieron.
Los personajes y el DCEU
La secuela de Mujer Maravilla trajo consigo a dos de los archienemigos de la superheroína de DC, Maxwell Lord y Cheetah, que al igual que en las historietas, se muestran tan contundentes para ponerla en aprietos.
El factor psicológico es clave para atrapar al público, Bárbara Minerva se convierte en villana al pasar de la autocompasión a la envidia, pero también al cometer el mismo crimen que la propia protagonista: el egoísmo. Por su parte, Maxwell Lord pasa de la frustración por sus reiterados fracasos al complejo de dios. Ambos villanos consiguieron sus súper habilidades mediante el poder de los dioses, un recurso proveniente de la primera película de la Mujer Maravilla, con lo cual se mostró que el DCEU está más vivo que nunca y hasta la musicalización incluyó banda sonora de películas de la franquicia.
La adaptación de los dos certeros villanos fue adecuada para llevar a Diana Prince al extremo, es decir, en ningún momento tuvo ventaja sobre ellos en cuanto a poder, por lo que recurrió a su mayor fortaleza: el corazón. La trama además hace notar a la protagonista vulnerable en varios sentidos, mostrando que a pesar de ser una diosa, tiene defectos de humana.
La empatía
El valor más destacado que se resalta en la heroína es el de la empatía, Diana tuvo que tocar fondo para entender a los demás y hacer que todos se pusieran en los zapatos de sus semejantes, de esta forma pudo sacarlos de la oscuridad, incluyendo a los villanos. Todo comenzó porque al igual que el resto del mundo que cayó en la trampa de Maxwell Lord, ella tenía un único deseo por el que sacrificaría todo, el tener de regreso a Steve Trevor.
La Mujer Maravilla al final desecha su deseo con tal de hacer el bien por los demás, caso curioso con respecto a nuestra realidad, ya que si todos pensaran como ella, actuarían por el bien de los más vulnerables rechazando el interés personal; es decir, los contagios por Covid que se viven en Occidente no tendrían por qué persistir.
Volviendo a la cinta, DC ya había usado la empatía en el cine, justamente en su último éxito taquillero: Joker. La película que describe los orígenes del Guasón muestra cuán dolorosa puede ser la falta de este valor en la sociedad, el no conocer a alguien, juzgarlo y maltratarlo sin conocer su historia puede desencadenar resultados catastróficos y al final, todo se regresa, todo, como en Wonder Woman 1984, tiene un costo.
Las referencias
Muchas de las tomas hicieron homenaje a la forma en que la Mujer Maravilla de Lynda Carter se mostró en pantalla a fines de la década de 1970. Tanto los efectos como los colores usados trajeron un nostálgico y agradable recuerdo de la antecesora de Gal Gadot.
Lynda Carter tuvo además aparición especial como una legendaria amazona con increíble armadura, la cual fue encontrada después por Diana Prince; otra forma de mostrar el legado que Lynda heredó a Gal Gadot cuando la israelí tomó el manto de la Mujer Maravilla.
Por supuesto no podemos olvidar la adaptación del Avión Invisible, un vehículo explotado más en los cómics y en los dibujos animados, y que en esta película tuvo su aparición de una manera coherente a la trama, además de emotiva. Es un tributo que se aplaude y agradece.
La otra gran referencia es el título de la cinta, 1984, una clara alusión al libro de George Orwell, pues Maxwell Lord jugó el papel del “Gran Hermano”, alguien capaz de cumplir el sueño de todos, aprovechándose del conformismo de la sociedad y aumentándolo.
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