Por: Ana M.
Mi
nombre es Ana M., tengo 25 años. En el 2013, concluí mis
estudios como ingeniera en Negocios y Gestión Empresarial, cuento con un Título
de TSU en Comercialización.
Me gusta leer, ver películas de ciencia
ficción, cómicas y de terror (aunque me den miedo), me encanta jugar fútbol,
beber café, dormir y comer mucho. Mis caricaturas favoritas son: Dragón Ball Z
y Los Caballeros de Zodiaco.
Desde
la preparatoria, cuando estaba irremediablemente enamorada de un joven llamado
Mario, comencé a escribir, sí, lo acepto suena muy cursi, y no se burlen,
porque seguramente muchos pasaron por esa etapa.
Mi gusto por la escritura se derivó de algunos poemas que leía y dedicaba a ese gran amor; mis principales mentores fueron Mario Benedetti y su participación en “El lado oscuro del corazón”, Pablo Neruda con su poema número XX y el clásico, “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña; así, asigné un cuaderno especial para plasmar todo ese cúmulo de sentimientos y emociones que experimenta una adolescente de 16 años con su primer amor. Recuerdo que en mis tiempos libres, buscaba al profesor de Literatura, de nombre “Homero”, no como el de los Simpsons, sino como aquel poeta griego autor de la Ilíada y la odisea, él era un lunático enamorado de la vida y me apoyó con mis pinitos en esta área.
Mi gusto por la escritura se derivó de algunos poemas que leía y dedicaba a ese gran amor; mis principales mentores fueron Mario Benedetti y su participación en “El lado oscuro del corazón”, Pablo Neruda con su poema número XX y el clásico, “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña; así, asigné un cuaderno especial para plasmar todo ese cúmulo de sentimientos y emociones que experimenta una adolescente de 16 años con su primer amor. Recuerdo que en mis tiempos libres, buscaba al profesor de Literatura, de nombre “Homero”, no como el de los Simpsons, sino como aquel poeta griego autor de la Ilíada y la odisea, él era un lunático enamorado de la vida y me apoyó con mis pinitos en esta área.
Años
más tarde, apareció el amor no correspondido, y ese “dolor”, también me motivó
a escribir, de él no mencionaré el nombre, aunque le agradezco, porque cambié
por completo el sentido de mis pensamientos y palabras. Como el amor no debe
ser adoptado únicamente como sentimiento sino como forma de vida, y comenzó mi
proceso de maduración emocional, decidí guardar en lo más recóndito de mi
habitación una caja (que aún conservo) con todas esas locuras de amor y
desamor.
Posteriormente
participé en simposios y certámenes de oratoria, expresando mi punto de vista
referente a varias problemáticas de la sociedad mexicana.
Les
cuento que aunque estudié negocios, y afortunadamente la vida me llevó por el
camino del periodismo y la comunicación, justo el pretexto perfecto para
retomar mi gusto por escribir. Tengo más de un año trabajando en la institución
que me formó profesionalmente, y como ustedes supondrán, tuve que tomar algunos
cursos de ortografía y redacción (porque cometía muchos errores), además inicié
mi capacitación en el CETE de la SEP, como conductora
y locutora.
Gracias
a ese diplomado, conocí a muy buenos amigos, profesionistas y emprendedores,
entre ellos, Aldo Clark, quién afortunadamente me invitó a formar parte de su
equipo de trabajo en este blog. Y aquí estoy, escribiendo una presentación para
sus preciados lectores, ¿por qué? simplemente por el gusto y la pasión de
hacerlo.
Quiero
compartir con ustedes mi punto de vista acerca de temáticas con relevancia
actual, y también sobre utopías, sueños, anécdotas y lo que ustedes gusten,
inclusive generar debates ¡eso sería genial!
Agradezco
este espacio de libre expresión que fomenta la lectura. Gracias Aldo.
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