Por: Degel Mart
En el libro Laberinto de la soledad,
Octavio Paz nos presenta una descripción nítida sobre la percepción del
mexicano; en el capítulo, “Máscaras mexicanas” nos comparte que “el mexicano se
aparece como un ser que se encierra y se preserva… en suma, entre la realidad y
su persona establece una muralla…el mexicano siempre está lejos, lejos del
mundo y de los demás. Lejos, también, de sí mismo”.
Sobre esta misma línea el psicoanalista, psicólogo social y filósofo
humanista Erick Fromm en Ética y
Psicoanálisis menciona un aspecto sobre los tipos de carácter, en donde
explica en su análisis las diferencias entre las orientaciones improductivas y las
productivas; es precisamente la orientación receptiva la que es de prioridad
mencionar en este ensayo.
En la orientación receptiva, la persona siente que “la
fuente de todo bien” se halla en el exterior y cree que la única manera de
lograr lo que desea -ya sea algo
material, sea afecto, amor, conocimiento o placer- es recibiéndolo de esa
fuente externa.
¿Será que la mayoría de nosotros buscamos una fuente externa para nuestro
bienestar interior?
¿El mexicano será tan alejado que se ha olvidado hasta de sí mismo?
Precisamente este tema entra en las
necesidades del ser humano para su
propia autorrealización, la búsqueda de sentido y de pertenencia. Hay un
aspecto importante que analiza el psicólogo estadounidense Abraham Maslow en su
pirámide, respectivamente en el último escalón de ella, en la que refiere a la
necesidad de autorrealización.
A continuación se describen las características de las personas autorrealizadas
a partir del análisis de la autorrealización que menciona Maslow:
-
Percepción
más eficiente de la realidad. Las personas autorrealizadas tienen más facilidad
para detectar la falsedad, no sólo en las personas sino también en la
literatura, en el arte y la música.
-
Aceptación
de sí mismos, de los demás y de la naturaleza. Estas personas tienen un buen
apetito para la comida, les gusta dormir y el sexo; no son demasiado críticos
con sus propios defectos y no están agobiados por una excesiva ansiedad y
vergüenza. Aceptan a los demás y no se sienten amenazados por sus virtudes.
Aceptan la naturaleza incluida la humana tal como es y no esperan la perfección
en sí mismos ni en los demás. Son conscientes que las personas sufren,
envejecen y mueren.
-
Espontaneidad,
sencillez y naturalidad. Las personas así, por lo general llevan una vida
sencilla, en el sentido de que no tienen necesidad de crear una fachada para
engañar al mundo. No tienen presiones, miedos o vergüenza de expresar su
alegría, turbación, euforia, pena, enfado o alguna otra emoción profunda.
-
Interés
por los problemas más allá de sí mismos. Las personas no autorrealizadas son
egoístas y tienden a considerar todos los problemas del mundo en relación
consigo mismas. Las personas autorrealizadas adoptan un enfoque orientado a
cumplir objetivos y se interesan por los problemas más allá de sí mismos. Su
percepción realista les permite distinguir claramente las cuestiones de la vida
que tienen importancia de las que no la tienen.
-
Necesidad
de intimidad. Las personas autorrealizadas tienen una capacidad para
distanciarse de los demás que les permite estar solos sin sentir soledad. Se
encuentran a gusto tanto en presencia de otras personas como solos.
Como ya han satisfecho sus necesidades de amor y
pertenencia no sienten una necesidad desesperada de estar rodeados de otras
personas pudiendo disfrutar de su soledad e intimidad.
-
Las
personas autorrealizadas pueden considerarse distantes o indiferentes pero su
falta de interés se limita en las cuestiones secundarias, tienen un interés
general en el bienestar de los demás y no se entretienen en problemas
insignificantes. Como gastan poca energía intentando impresionar a los demás o
esforzándose por conseguir amor y aceptación tienen más capacidad para tomar
decisiones responsables. Se valen por sí mismos y se niegan a observar las
convenciones que la sociedad intenta imponerles.
-
En
el aspecto de autonomía, las personas autorrealizadas son autónomas y dependen
de sí mismas para su crecimiento aunque, en algunos momentos del pasado
necesitaron amor y seguridad de los demás. Nadie nace siendo autónomo.
Apreciación permanente de las cosas buenas de la vida. Las personas autorrealizadas
tienen admirable capacidad de apreciar una y otra vez de manera natural e
ingenua las cosas buenas de la vida mostrando admiración, placer, asombro e
incluso éxtasis.
Podemos aprender, con lo antes mencionado, que para lograrlo es necesario vivir
la experiencia de conocernos a nosotros mismos. Es importante ser conscientes y
congruentes con nuestros actos, volvernos autorresponsables de las
circunstancias que nos atañen día a día en nuestras vidas y tomar la iniciativa
de compartir con el resto de la sociedad; no podemos desvincularnos de los
demás puesto que somos seres sociales, en ese sentido quiere decir que en la
medida en que me haga cargo de mi autorrealización el mundo será diferente
enriqueciéndose la realidad de diferentes perspectivas de cada uno de nosotros.
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