Por: Redacción
El mundo aún libra batallas que en el pasado parecían
imperturbables, como la discriminación social, racial o sexual. Tal es el caso
de la comunidad LGBT+ que se ha visto abusada en varias formas, entre ellas los
ECOSIG (Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual e Identidad de Género).
Se trata de un tratamiento sin respaldo científico, también
conocido como “terapia de conversión”, en el que se busca “corregir” la
orientación sexual o identidad de género de una persona. Se puede presentar
mediante talleres, conferencias, sesiones psicológicas o psiquiátricas o en
retiros espirituales.
“Me hicieron una especie de exorcismo de iniciación antes de
entrar a la iglesia. Me taparon la cara hasta que me llevaron al púlpito, en la
parte de adelante, y empezaron a hacer una especie de oraciones que eran parte
del exorcismo. Este procedimiento duró mucho tiempo. Cuando terminaron me
preguntaron si seguía siendo gay”, dice uno de los testimonios publicados por
la Revista Volcánicas y All Out.
All Out es un movimiento global que lucha por los derechos
LGBT+. Entre sus campañas se encuentra la de desmantelar estos ECOSIG en
Colombia, donde una de cada cinco personas de la comunidad se ha visto afectada
por las “terapias de conversión”.
Diversos organismos, incluidos la ONU y la OMS, reconocen
que los ECOSIG violan los Derechos Humanos y son considerados como tortura,
pues afectan directamente a la salud mental de las personas, además de
representar un fraude comercial.
Algunos países que ya tienen regulaciones para proteger a la
comunidad LGBT+ de los ECOSIG son Argentina, Brasil, Ecuador, Fiyi, Malta,
Uruguay, Samoa, Suiza y Taiwán. En otros, la lucha va avanzando, al grado de
prohibirse en algunas de sus entidades o provincias, como es el caso de
Australia, Canadá, España y Estados Unidos.
En México, aunque no están legalmente prohibidos, sí hay
instancias que atienden las denuncias al respecto, como el Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y la Comisión Nacional de Arbitraje
Médico (CONAMED).
"Es totalmente absurdo y reprochable que existan personas y entidades que busquen 'corregir' algo que hace parte de la naturaleza y de la vida de cada persona", indicó Andrés Forero Ordoñez, gerente de campañas de All Out.