Por: Aldo Clark
@aldocorp
Brasil 2014 inicia mañana 12 de junio, cuatro años después del celebrado en Sudáfrica, tal como lo marca la periodicidad de la justa. Este Mundial es un torneo sin precedentes: es el primer campeonato en que hay protestas por llevarlo a cabo; el primero que se lleva a cabo en América en el nuevo siglo; el primero en el que el descanso entre otras competencias y ésta, radica únicamente en 15 días; por lo tanto, también es el primero en que han quedado fuera, más de 30 jugadores por lesión u agotamiento físico, y el primero en el que se han dejado ver, antes de que comience el evento, toda la clandestinidad y corrupción que enmarcan al futbol moderno.
El futbol del nuevo siglo se ha caracterizado por el increíble impacto mediático que tiene sobre el planeta; por las estratosféricas transacciones económicas que hay dentro; por la globalización que ha alcanzado; por la multiplicación de los crímenes que lo rodean, y por el establecimiento de la explotación pública y cínica del hombre por el hombre, dentro de una actividad que alguna vez fue recreativa.
Esa explotación ha permitido ver cómo los dueños del futbol están más preocupados por ganar dinero que por su mano de obra, pues los jugadores y protagonistas de este deporte, están liquidados antes de que se lleve a cabo el torneo más importante del balompié mundial: se lesionan antes del campeonato por el exceso de trabajo, y/o si algún jugador está en duda por tal situación, aceleran su prodecimiento de recuperación con tal de que esté listo para pisar la cancha, a pesar de que esta inadecuada medida perjudique la salud de las estrellas del pambol.
La triste realidad es así: en México, diversas protestas y campañas querían impedir en 2012, que el candidato del Partido Revolucionario Institucional, tomara las riendas del país, pero esos actos no importaban, él tenía que llegar, porque tenía que llegar; más tarde, las iniciativas del ya presidente, provocaron la furia y nuevas demandas de la sociedad, mismas que no importaron, se tenían que aprobar, porque se tenían que aprobar.
La situación de Brasil es similar, cientos de protestas surgieron en la región lusófona desde hace un año, mientras se celebraba la Copa Confederaciones, pero esas quejas fueron ignoradas, pues se consumó el torneo sin pérdidas monetarias; este 2014 es mucho peor, ya que el gobierno apenas cedió a las quejas de los trabajadores del transporte público y ha desalojado de las inmediaciones de los estadios, a la gente de escasos recursos que vive por ahí, con tal de hacer que se vea una buena imagen del país carioca; sin embargo,al final, sin importar nada de lo anterior, el campeonato se llevará a cabo, porque se tiene que realizar.
Así lo quiere el mundo, o al menos parte de él. Y si usted no va a hacer un mitin afuera del senado de la república los días en que juega la selección, mientras los funcionarios deciden el futuro de los recursos energéticos del país; si a usted sólo le importa ver o escuchar el futbol, entonces sintonice Polux Radio, en donde nuestro equipo de colaboradores, narrará algunos encuentros de Brasil 2014, con su original estilo.
Mañana inicia el Mundial, el viernes juega México y ambos días, nosotros estaremos ahí: