Por: Aarón Guerra Cerón
@reuguerlewis
La postura de
occidente divide el universo entre una esfera violenta y otra no violenta: la
reformista y la revolucionaria.
A finales del
siglo XX se sentaron bases para que surgieran campañas terroristas y por
su parte emergieran también Estados occidentales más fuertes y más
estables para mantener el orden a nivel
nacional. Ese fue el punto de inflexión en donde se ubica una vez más al Estado
como simple arma de los burgueses; y a los obreros a adoptar una práctica
reformista y no tan revolucionaria que pudiera satisfacerlos con tal de lograr
beneficios por medio de las urnas.
En resumen, la clase
obrera de cada uno de los países
industrializados fue inducida paso a paso a considerarse un grupo de
interés entre otros grupos, y ya no una clase capaz de representar a toda la
sociedad.
Este texto hablará más
específicamente sobre las diferencias entre por qué no se deben asociar las prácticas terroristas y las prácticas
marxistas- leninistas.
La mayoría de los
terroristas comenzaron siendo reformistas que esperaban mejorar las condiciones
de la vida del pueblo y la suya propia mediante la actividad política pacífica.
Pero a su vez al no ver logros sustanciales, se provoca un aislamiento
relativo, de los jóvenes (terroristas) y
por tanto ellos se consideraran únicos revolucionarios auténticos, en un periodo reformista
corrupto.
Además, todas las
escuelas terroristas compartían la idea de que las masas no eran capaces de
actuar por si solas, sino que necesitaban ser representadas por una minoría armada. La clara tendencia de
esta doctrina era trasformar la revolución de masas en utopía de un mundo
futuro, en la práctica; si las masas no se levantaban de inmediato, los
combatientes armados por lo general tendían a considerar que su propia lucha
era la revolución misma.
Así, desde un punto
de vista general, el terrorismo representa una vía legitima, pero en opinión de
Morozov, la cual comparto, corresponde a que los terroristas al apelar a la
violencia no miden su significancia
política, la cual tienen una esencia
reformista aristocrática y a la pequeña burguesía liberal. Es decir, lo que
intentan es derrotar a la clase rival, y
no eliminar el sistema como tal.
Par algunos, o para
Lenin, el terrorismo es el hermano maligno del reformismo. Como mencioné antes,
muchas veces se pierde la fe en la inminencia de la revolución popular y
sustituye la movilización de las masas, por la revolución terrorista. El
resultado de de esta trasformación de los medios de fines es lo que podría
llamarse la despolitización de la acción terrorista. Cuando la acción de las
masas se pospone y se suaviza, la revolución social se convierte en una meta
remota, en un artículo de fe más que un
objetivo político.
Ni los anarquistas,
ni los populistas, ninguna o cualquiera que sea sus afiliaciones políticas
importa, la mayor parte de los terroristas consideraban sus actos, como un método para eliminar los obstáculos
que impedirían la autoexpresión espontánea de las masas. Por lo general, la
aparición del terrorismo revolucionario se debe a que un sector intelectual que
está distanciado de su medio social, vive resuelto a resistir a la autoridad,
incluso si eso significa actuar solo.
En algunos casos, y
tan solo por mencionar uno contrario a lo antes descrito, el terrorismo nacionalista puede ser eficaz
precisamente porque genera apoyo multiclacista a un proyecto despolitizado,
como la libertad para la nación.
Terrorismo y
comunismo.
En este apartado, sólo
mencionaré algunas características y distinciones, ya que los ejemplos son
bastos e interesantes pero con las características antes mencionadas será
suficiente para no detenernos tanto. Una
pregunta que se hace, es ¿Qué hay en común entre economismo y terrorismo? Los
terroristas han dejado de creer en el potencial revolucionario, los economistas
se apoyan en un sindicalismo de pan con
manteca y los terroristas son su
propio ejemplo heroico, lo que los lleva a hacer un levantamiento espontáneo.
El movimiento de las
masas necesita de un liderazgo unido de aglomeraciones a través de un gran
número de trabajadores políticamente conscientes, esto es un partido no terrorista de vanguardia revolucionaria.
Pero en algunos casos, los intelectuales terroristas permanecieron esencialmente aislados dentro
de su propio partido.
En este caso, el
combate aislado no inspira a los trabajadores, para participar en la lucha
contra el poder atrincherado, por el contrario tiene un efecto inmediato de crear
una sensación breve.
El estado capitalista
no depende de los Ministros que gobiernan, no puede ser eliminado mediante la
erradicación de éste. Las clases a las que sirve siempre encontrarán nuevos
individuos, por lo que el mecanismo permanece intacto y continúa funcionando.
Por eso tanto a Lenin
como a Marx les parece inadmisible el
terrorismo, porque minimiza el papel de las masas y de su propia conciencia,
las reconcilia con su carencia de poder, hace que vuelvan sus ojos y sus
esperanzas hacia un gran vengador y liberador que algún día llegará y cumplirá
su misión.
El Estado burocrático
logra su cometido, haciendo una división y asilando a través de las clases
sociales y escisiones sociales. Por lo general, la juventud ambiciosa y educada
perteneciente a la clase media funciona como intermediario social representado
por ricos y poderosos ante sus
dependientes y viceversa.
Si las masas no son
la “mecha”, listas para rebelarse apenas estalla la bomba bien colocada,
tampoco pueden “encenderse” con la violencia heroica ni con la represión del Estado.
Marx consideraba que
los terroristas eran valientes pero estaban equivocados, lo único rescatable
eran sus técnicas, como aquellas que demostraron en las campañas de asaltos a
bancos que emprendieron los bolcheviques entre 1906 y 1907.
Pero agradar al
público es una cosa y otra es organizar la revolución. Para acabar con el
aislamiento de los intelectuales revolucionarios, se necesita una organización
fuertemente ligada a poderosos grupos de masas y la capacidad de conducir, concretamente
(dirigir) el movimiento de masas durante un periodo de turbulencia y cambios
rápidos.
Solo el terrorismo
dentro del comunismo, podría estar justificado cuando hay crímenes de guerra,
como los que hubo con Stalin.
En esencial, lo ideal
es que se cumpla el proceso revolucionario, que los estratos de vanguardia de
trabajadores, soldados, campesinos e
intelectuales sean ganados por las banderas del partido antes del principio de
hostilidades abiertas.
Una conclusión de esto
es que Trotsky acepta que la guerra civil era terrorismo, sólo en el sentido de
cómo la revolución se basa en el amedrentamiento.
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