domingo, 20 de octubre de 2013

Con México y sin México

Pedro Iván Galeanafacebook.com/codigoabierto












Como si fuera de otro tiempo, el movimiento independentista de Barcelona de España que ocurre actualmente, se aparece en el norte de nuestro país, tal y como se presentó en una de las películas del Zorro, en la que se mostraba cómo había surgido un movimiento para unificar los dos estados californianos con el fin de separarse y conformar un nuevo país.

Esto ha derivado un enfrentamiento en la página oficial del movimiento en Facebook, o con el tema en Twitter; sin embargo, lejos de ser una verdadera posibilidad, surge la pregunta, ¿estamos los mexicanos hartos de nosotros mismos?, cabe destacar que éste no es el primer movimiento cuyo fin sea independizar un estado, también deberíamos preguntarnos  ¿qué originan realmente estas ideas?: El narcotráfico, la falta de vías de participación, la mala política que tenemos, las crisis económicas del país. Como diría Lorenzo Meyer, los norteños siendo norteños.

México es un país rico y basto, con muchos recursos naturales y humanos, en este país sobresalen muchas cosas pero lo primero es la gran diversidad de cultura que se muestran en tradiciones o comidas, pasando por fiestas, rasgos físicos y hasta la forma en cómo los habitantes de las múltiples ciudades mexicanas hablan el español, pero algo que el país - en el orgullosamente nací y vivo – sufre, es de una polarización extrema que se ve y se siente en su población, partiendo de ideas políticas, religiosas, económicas, hasta llegar a las sociales,  México es víctima de su gran diversidad, falta de acuerdos y diálogo.

Charles Darwin dijo alguna vez que la diversidad es lo que mejora y hace mas resistente a la raza. En la democracia, que es la forma de gobierno en la que vivimos, parte del principio en que la diversidad de ideas fortalece a la sociedad y a la democracia misma, sin embargo, la imposición de éstas, provoca un deterioro de la forma de gobierno que termina por expirar como si de un producto de comida se echara a perder.

La democracia, así como la legitimidad del gobierno de México, cada vez está más por los suelos, y si no ocurre un cambio rápido en lo que se refiere a la construcción de una buena base social y una reconstrucción de nuestra política, así como también de vías de acceso y romper con la oligarquía de las élites que controlan el tablero (partidos políticos), no me extrañaría que pronto escuche a la población ya no pedir democracia ni derechos humanos, sino orden y seguridad, muy similar a lo que se vivió en la época de Santa Anna cuando se mataba y después se preguntaba.

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