Por: Aarón Guerra
@reuguerlewis
¿Alguno
de ustedes recuerda el pasado 23 de marzo de 2014?, supongo que sí, pero lo
que muchos no saben es que murió el precursor de la democracia en España, el ex
presidente Adolfo Suárez, pero ahora la pregunta sería ¿Por qué recordar a un
ex presidente de otra nación? Bueno eso es lo que me gustaría responderles en
algunas líneas.
Tal vez alguno de ustedes recuerde una serie
española que se llama “Cuéntame cómo pasó”, pero para quienes no sepan, esta serie retrata muchos episodios de la historia de España franquista y postfranquista, en la cual
deja entrever la figura de Adolfo Suárez, un hombre puente.
Fue uno de esos personajes
indispensables en las transiciones, porque son capaces de conectar pasado y
futuro, autoritarismo y democracia. Los grandes protagonistas de la democracia
son aquellos que la entienden. Que saben percibir la dificultad del momento que
viven y que saben con pragmatismo perdonar los rencores del pasado y darle la vuelta
a la página. No es un papel sencillo.
Suárez es un hombre de derecha,
que supo construir el puente correcto para que la izquierda, llegara al poder,
pero sobre todo, para que llegara a la institucionalidad y a la democracia en
el sistema político español. Ésta es quizá su mayor aportación, que no solo dejó en España, sino que
compartió con el mundo.
Suárez tiene varios momentos
trascendentales en la transición
española. Pero uno de los más relevantes es el del negociador que construye un
proceso de diálogo con todas las oposiciones, que da como resultado una nueva
Constitución de 1978.
Pero sobre todo, me parece relevante su
diálogo e intercambio con Santiago Carrillo. Ése era el gran reto de la
transición española. Ése parece que es el hecho que marca todo el proceso, que
permite la reconciliación de una nación y de varias generaciones.
La muerte de Adolfo Suárez
(1932-2014) es tan cercana para México y quizá para toda América Latina. Tal vez
porque al fungir como hombre puente entre la izquierda, la derecha, la realeza y el
pasado franquista, logró cimentar ese
diálogo en una constitución.
En algún momento envidié ese Pacto
de la Moncloa, me era ingrato ver que después de varios años, México no podía
lograr algo similar, hubo el intento en
el “Pacto por México” del presidente Peña, en el año 2012, pero este
pacto no fue hecho para lograr conciliar ideologías, como en su momento el de “Moncloa”, y esto queda claro con la constante amenaza
de salida de los partidos, en el llamado “estira y afloja”.
América Latina
aprendió mucho de aquella transición y de aquella generación de demócratas. La
transición española siempre fue buena maestra. Y sus protagonistas se
convirtieron en precursores y en caudillos culturales de nuestras transiciones.
Adolfo Suárez nos enseñó mucho
Al final ¿De qué se trata la
democracia? La democracia no consiste en vencer hasta eliminar, sino convencer
hasta sumar. La democracia busca convertir al autoritario en demócrata. En esa
lógica, Suárez nos da una gran lección de democracia, en la historia de las
transiciones.
Suárez fue un
demócrata. Murió un gran demócrata español. Un personaje inolvidable.
“La
democracia no hace felices a los hombres, simplemente los hace hombres”
Manuel Azaña
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