Por: Aldo Clark
@aldocorp
Por fin terminó ese mes de enajenación de masas, de
emociones encontradas, de grandes sorpresas y evidentes conclusiones.
Tal y como lo había dicho antes de que comenzara el certamen
de la FIFA, ésta iba a ser y así fue: una Copa sin precedentes.
Fue el primer Mundial en el que tres equipos de CONCACAF
llegaron a la siguiente ronda, y de la misma manera, la primera Copa en la que
el caballo negro perteneció a esta confederación.
Es el primer campeonato que gana un equipo europeo en suelo
americano, el primero en que tantos campeones mundiales quedaron fuera tras la fase
de grupos, y donde el joga bonito desapareció, además de ser el anfitrión más veces
goleado.
Además, entre lo más destacado, está la participación de los
países del continente sede, ya que ocuparon diez de las 32 plazas del certamen;
es decir, representaron casi el 30% de los participantes.
Por si fuera poco, estos equipos salieron a la defensa del
continente; pues ocuparon el 50% de las
plazas, de Octavos de final en adelante; es decir, fueron ocho selecciones en
la ronda de Octavos, cuatro en Cuartos, dos en semifinales y uno en la final.
Sin embargo, cuando se trató de sentenciar resultados, como
sucede cada cuatro años, los de siempre se encargaron de matar las sorpresas, o
dar unas más grandes (como la de los
teutones sobre los anfitriones).
Ahora es tiempo de volver a la realidad, al mundo de las
elevaciones de impuestos; de las guerras interraciales o por razones de la fe o
el dinero; al mundo de las reformas injustas
y los salarios miserables; al de las pocas oportunidades de trabajo, la
discriminación y el bullying; a un mundo que seguramente no querrán dejar con
estas malas características.
Para cerrar esta breve columna, a nombre del equipo de El credo del futbol y de En Reproducción, agradezco la confianza de ustedes, para
seguirnos durante nuestras narraciones y publicaciones realizadas en este mes
pambolero.
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