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viernes, 27 de diciembre de 2013

HeavyDocs: Las Marimbas del Infierno

Por: @Lanzaddt


[Publicado en HeavyRiff No.7 – Junio/2013 > http://bit.ly/HeavyRiff_7]


Julio Hernández Cordón presentó hace cuatro años su película Las Marimbas del Infierno, cuya historia combina el heavy metal de Guatemala con el instrumento más emblemático de esa nación: la marimba.

Este largometraje nos dice que el heavy metal está presente en muchísimas partes del mundo, aunque ese mensaje sólo se presenta de forma superficial. Nunca se adentra en lo que puede ser la escena guatemalteca, sino que lo usa de pretexto para contarnos una historia que no por eso deja de ser interesante.

Por un lado tenemos el caso de Alfonso Tunche, un músico que sólo posee una marimba que con mucho esfuerzo logró adquirir. El crimen que atemoriza la región lo orilló a una completa soledad, dejando atrás a su familia. La constante amenaza hace que se mueva a todos lados con su marimba, a riesgo de ser destruida.

          Por otro lado vemos a Blacko González, un músico que a finales de los 80 formó parte de Sangre Humana: banda guatemalteca de heavy metal que sólo grabó un demo titulado: Visión Satánica (1987).  En 1988 la agrupación cambió su nombre a Guerreros del Metal, lanzaron siete discos siendo el último: Luna Sangrienta hace 10 años (en el 2003). Esto jamás es explicado en la cinta, es decir, no era la intención de la película hablar del heavy metal guatemalteco ni de la carrera de Blacko, sino sólo utilizarlos para contar una historia.

          Estos dos músicos se encuentran gracias a Chiquilín, quien más allá de ser un lumpen, es un personaje lleno de entusiasmo, capacidad e iniciativa. A partir de ahí surge la idea de hacer una banda de Heavy Metal con marimbas. Eso nos recuerda a los puristas blackers que todo el tiempo batallan porque su sonido se mantenga puro. Dos puntos de vista que chocan de frente.

Entre documental y ficción
Las marimbas del infierno es un trabajo que gira entre el documental y la ficción. Parte de un hecho real (las historias de Alfonso y Blacko son reales), pero hay escenas provocadas; no se filma una realidad espontánea, sino que se planean las escenas en aras de construir un relato.

                    Por desgracia, en el largometraje el heavy metal sólo funciona como sustancia de la comedia. Es a partir de este género musical donde se crean chistes o situaciones hilarantes. El marcado estilo heavy de Blacko sólo provoca risa, ya sea regañando a su compañero por no tener una playera negra o diciendo cómo se debe cantar Metal.

          Una de las cosas que explora el largometraje es el de las etiquetas. Nadie sabe qué están tocando, no saben cómo explicarlo. Habiendo una cantidad casi ridícula de subgéneros, ninguno le cabe a lo que pretenden hacer.

          Parece que Las Marimbas del Infierno defrauda porque nunca cuaja su premisa: una banda de heavy metal con marimbas. Sin embargo, esta es su más valiosa cualidad pues no nos cuenta una historia fantasiosa donde la banda de barrio termina triunfando. Este largometraje prefiere centrarse en la realidad, nunca despega los pies de la tierra. Nos cuenta una historia descarnada, sin fantasías ni aspiraciones falsas. No vende la enorme mentira de que en el mundo de la música el éxito está al alcance de todos, como lo hacen algunos documentales (Anvil, por ejemplo).



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