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martes, 24 de marzo de 2015

Pare de sufrir

Por: Aldo Clark

@aldocorp

Ah qué mañana tan fresca, luce tan bien como para empezar el día, para criticar gente y corregir sus estupideces, (no es que me sienta como Doctor House o Sheldon Cooper y que todo lo sé, pero hay gente que de veras).

Le diré a mi secretaria que salgamos, por qué no, pero primero veré el paisaje que me regala la ventana de mi despacho, no es muy grande, de tres por tres (hablo del despacho no de la ventana).
Ah, woow, pero qué estoy viendo, un par de hermosas mujeres enfrente de mi edificio, y de mi ventana y esa se parece a…
       -        Hola amiga, cómo estás
       -       Pues estoy, que es lo importante, y ¿tú?
      -       Bien, ya voy para mi casa, pero haber, cómo que tú andas mal, no puede ser, ¡no me digas que vas con tu psicólogo otra vez!
        -          Sí tú crees…
¡En la torre!, es Imelda, ya está otra vez aquí, ¡me lleva!, por qué no puse una puerta secreta en la oficina. Ni cómo escaparme con lo chismosa que es mi secretaria, y ya me tardé por andar aquí pensando en qué hacer, pues ya qué ya no tarda en sonar el teléfono, en 3, 2, 1…
       -        Señor, llegó su amiga…
       -        ¡Sí ya sé!, que pase, al mal paso darle prisa
       -        ¿Eso le digo?
       -        ¡No inventes cómo crees, tú sólo hazla pasar!
-                         -                 Hola Dan amigo mío, cómo estás, ya vengo otra vez a molestarte queridito
En molestar te tomo la palabra mi hija porque nada más eso sabes hacer, en fin. Mi amiga Imelda acude conmigo  cada vez que tiene problemas existenciales o amorosos, principalmente los segundos, y ya saben, todo el mundo tiene un amigo que es su psicólogo, al que le confiesan sus traumas y quien les da consejos, sólo que en este caso yo soy un profesional, certificado por mi universidad, el Consejo Nacional de Psicólogos de México y animador esporádico en sermones da  sé  brasileira de Pare de Sufrir.

       -         Adelante, toma asiento
      -       Bueno amigo, hoy vine a platicar contigo porque me encontré ayer con un ex novio que me revolvió la cabeza…
      -     ¡Me lleva!, ¿otro, qué no me habías dicho ya de todos?, bueno sirve que la dejo acostada en el diván  mientras me voy por unas donas y un café, de una vez unos hochos porque esta tipa va para largo.
-                  -              Él puede ser el origen de todos mis traumas, bueno no, bueno sí, no te había contado de él, fue antes de conocerte.
Que la ch…, mm el origen, si no está bromeando y en serio es el primero, le ayudo y así ya me deja de estar jo…rongando.
      -       Así que no me habías hablado de él eh, ¡no juegues sabes cuánto nos hubiésemos ahorrado! Ya ni…
       -       Cálmate, deja te cuento
      -         Ahora me callas, no tienes… ¡bueno ya! Ándale…
      -        Ok, mira, ayer me encontré con Alonso, es un chavo que conocí en la prepa, poco antes    de conocerte a ti, porque tú estabas muy ocupadito en ese entonces como para prestarme atención y yo andaba con un chavo muy temperamental, fornido y grandote, se llama Axel y ahorita creo que ya está hasta en la cárcel…
    -         ¿Axel Molina? ¿El defensor del equipo de americano?, ¿anduviste con esa cosa?, no manches con razón estás como estás.
   -     Cállate, que mira que tú también has salido con cada estropajo
   -      ¡Hey!, a mí no me vengas a criticar o ¿quieres que terminemos la sesión?
   -     No mi hijito, no me la quieras cambiar, además es tu trabajo escucharme
   -     ¡Pero si tú ni me pagas!, para ti el servicio es gratis
 -       ¿Y es mi culpa?
   -      Hija de tu… nada más porque siempre me invitas la comida si no, ya haber síguele, andabas con el mastodonte ese
   -      Ah sí verdad, bueno resulta que un día andábamos en la escuela después de uno de sus partidos, íbamos por las canchas de futbol, las de soccer, a él no le gustaba andar por ahí porque siempre tenía broncas con los jugadores, y ya estaba advertido, una más y era expulsado del equipo. Yo tenía que pasar con un amigo para que me prestara dinero, sí para Axel, en eso, que me encuentro a una amiga y empezamos a platicar, ya sabes, pero de repente que me dan un balonazo en la cabeza que hasta me tumbó, así conocí a Alonso.
        -       No, con razón, eso ya desde ahí era mal presagio, desde que te conoció te trató de la patada, ahora todo tiene sentido, a ti no te tiraron de chiquita, un balonazo fue suficiente para apende….
      -        Shh, ya hombre, todavía no acabo y ya me estás cagando, dónde está tu objetividad
Me dejó callado la méndiga
-                     -           Te decía, me levanté, lo primero que vi fue a Alonso ayudándome y pidiéndome disculpas una y otra vez, el pobre estaba apenadísimo. Pero Axel, con lo cobarde que era, lo atacó por la espalda y lo dejó noqueado, y así en el suelo lo empezó a golpear hasta que pudieron quitárselo de encima. Después yo les expliqué a los profesores cómo estuvo todo porque hasta eso, aquel quería que lo defendiera y le dije “Nel ni madres, fue un accidente y ve cómo dejaste al pobre”.

              Enseguida fui al hospital y pasé días con Alonso hasta que se recuperó, y los que lo conocían no podían creer que le hubieran metido tal golpiza porque según ellos sabía artes marciales, a mi me daba igual, yo estaba súper arrepentida con él por lo que le había hecho Axel, al que dejé de ver, y al poco tiempo, tronamos…

-                        -               Pues qué cuetes o qué, no es cierto, sigue

-                     -           Después de que terminamos se puso peor, Axel no Alonso, me buscó y me amenazó,  y en una de esas quiso pegarme, pero llegó Alonso y ahí sí se desquitó, ya me creí lo que me habían contado; desde ahí Axel nunca se me volvió a acercar, ni a hablarme. Y yo pues me encariñé con el otro futbolista.

-                       -                Si ya conozco tu fanatismo por los deportistas, continúa

-            -              Pues luego ya empezamos a andar y aunque era muy lindo, le pasaba lo que a todo pinche futbolista, lo peor es que ni lo vi venir por lo encantada que estaba con él.

-                     -                 Qué, ¿prefería el futbol que a ti?

-                   -          ¡Sí!, el wey hablaba nada más de futbol o luego me dejaba porque se tenía que ir a jugar, a veces se iba de viaje, porque hasta eso era bueno el cabrón, y ni me avisaba, lo veía dos o tres días después.

-                     -                    Típico, yo por eso dejé el fut, primero eran las mujeres, digo la carrera

Aunque esto que me dice no tiene gran diferencia con las demás sesiones, todo un mugroso archivo de ella para que sigamos con las mismas.
-                   -                  Luego fue cuando te conocí, ¿recuerdas?, me hallaste solita porque no me juntaba con nadie, las chavas me caían gordas y estaba sentida con los hombres, al principio me quisiste ligar porque eras bien mujeriego...

-            -                    Oye yo qué tengo que ver en todo esto, bueno prosigue, puede que esto nos ayude porque lo anterior no me da muchas herramientas para darte un diagnóstico diferente a los demás.

En la ma… y qué tal si yo mismo fui el que provoqué todo y estoy pagando cada sesión, le pondré más atención.
-          -               Fue cuando nos hicimos amigos, porque sabía muy bien lo ojo alegre que eras y pues tú tampoco tenías ni cuates siquiera. Eras muy gentil no sólo conmigo sino con las damas, porque re bien que las tratabas, pero de un tiempo para acá te empezaste a volver amargado, ahora ya criticas, regañas  e insultas a todo el mundo.

-                En fin, empezamos a andar para todo juntos, eras muy tierno, nunca me faltaste al respeto, pero eso sí, nada más no estaba yo y te ibas a buscar mujeres, no creas que no me di cuenta.

               Nuestro distanciamiento se comenzó a dar cuando entraste a la facultad y yo empecé a andar con mi vecinillo, ya con él te platicaba mis traumas, porque era súper lindo, una ternurita…

-      -                                Ah sí, tan ternurita que te salió mesero sin charola verdad, de esos que machacan nueces con los codos

-          -                             Pues sí, y luego vinieron los demás

Que la chin… pensé que encontraría algo importante pero ya va a comenzar el recuento de sus amoríos, bueno eso me sirve para ir abriendo el apetito, se me antojaron los hochos, se los pediré a mi secretaria mientras Imelda comienza a contar….
-          -                            De ahí fue el chico de medicina, con él ya sabes…
 Salgo
-          -                        Ehm, Ilse, me harías un favor, tráeme dos órdenes de hot dogs y cómprate lo que quieras, ah toma, llévate mi coche, para que sea más rápido.

-         -                             Sí señor
-          ¿Por qué me habrá visto raro ésta?, “Lévate mi coche”, ¡¿Llévate mi coche?! En qué demonios pensaba, nunca soy tan amable, ¡ah!, mejor regreso con Imelda
-          -                        Y luego el taxista, no bueno

-         -                         Ni me digas, hasta a Arjona le daría vergüenza tu historia con ese tipo

-          -                           Mira cállate que tú cambias de secretaria cada 3 meses, ¿cuánto lleva ella?

-      -                             No me cambies el tema, mejor sigamos el recuento, el que tenía nexos con el narco ese si me dio miedo, me echaba la culpa de todo, ya me quería mandar a matar, ahí si te pasaste y me caíste re gorda

-         -                          Pero eso no fue lo que te cambió, ya actuabas así desde que empecé a andar con un chavo y con otro. Y te pusiste aún peor cuando empecé a andar con el escritor.

-          -                               Pues sí, te traía bien taruga y…

-         -                               Sí, era tantito peor que tú de mujeriego

-          -                   Yo qué, ¿por qué fui un elemento que mencionaste mucho hoy cuando no lo haces nunca?, hablemos de eso

-     -                   Exacto, a este punto quería llegar, que nunca te incluyo, no hablo de ti y siempre estás ahí, jodiéndome o ayudándome y eres al que no pelo, y me di cuenta cuando vi a Alonso ayer. Todas esas experiencias pasaron ante mis ojos para enseñarme lo solo que estás, lo solo que te dejé, del amor que nunca te diste cuenta que me tenías y que todavía me tienes…

-         -                          ¿De qué diantres me hablas?, yo…

-        -                           Sí, tú, en cuanto te dejé de frecuentar por andar de novio en novio cambiaste, dejaste de ver a las chicas como las veías, de tratarlas y tratar a la gente con la atención con la que la tratabas, parecía que odiabas, que odias a todo el mundo pero solamente me odias a mí, la persona y la paciente a la que le gritas más, a la que cagas más, pero a la que más escuchas.

-          -                        No, si te cago a ti es porque tú eres mi amiga; con mis pacientes es distinto

-        -                      Por favor, deja ya tu orgullo, para de sufrir mi doctor, deja de criticar y ver mal a la gente, para de sufrir y deja de sentirte mejor que ellos o fastidiado por ellos, para ya de sufrir porque aquí estoy yo para compensarte y curar tu soledad…

Y me volvió a dejar callado, pues ni modo, qué le hago, tiene razón, rompamos el silencio.
[Toc-toc]
-         - A qué la fre…

-          - Shh, cálmate

-          - Está bien, si ¿diga?


-          - Señor, ya le traje sus órdenes de hot dogs. 

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